viernes, 30 de agosto de 2013

Cereza del pastel y cocinera

Últimamente me he topado con mucha propaganda feminista, con la que no estoy completamente de acuerdo.

Estoy estoy en completo desacuerdo con que la mujer sea usada como un objeto sin criterio, ni voluntad propia, que se dedica única y sumisamente a ser el objeto de placer del hombre (como nos lo muestran en una cantidad innumerable de programas de televisión). También estoy en contra de que se desvaloricen y se reprueben las arrugas, las "llantitas", las canas, el pelo natural y sin peinar, los labios delgados, las manos y pies grandes, las piernas delgadas, la piel desteñida, el vello corporal, las narices grandes, los ojos pequeños, los pechos y trasero pequeño, la cintura grande, los vestidos sin escotes, los zapatos cómodos, los pantalones holgados, los trajes de baño completos y las pijamas de franela.

Con esto no quiere decir que este a favor de la obesidad, la flojera y el descuido personal, pero primero que nada, les aseguro que ninguna mujer en el mundo quiere ser gorda, pero es horrible estar contando las calorías y sentirse culpable cada vez que comes algo con azúcar o grasa. Mi punto es que las mujeres son valiosas u odiosas por lo que son, no por lo que parecen. Además de que tienen el derecho de sentirse libres de no depilarse, comer un pastel con chocolate, usar ropa holgada, zapatos cómodos y no peinarse el día que quiera, sin que la gente las critique, juzgue o menosprecie. Una chica con una cintura que mide 95 cm, tiene el mismo derecho de recibir la atención y respeto de sus compañeros y colegas, que aquella que tiene una cintura de 65cm.

Hace no mucho tiempo, yo criticaba a las chicas que se casaban alrededor de los 20, tenían una familia y se dedicaban a educar a sus hijos, A pesar de que mi madre es una de ellas, y no solo no estoy en contra de que se haya dedicado completamente a la familia, si no que estoy totalmente agradecida y no tengo palabras para expresar mi admiración, pues todos los que tenemos el gusto de conocerla sabemos que no solo tiene un infito potencial para realizar muchísimas tareas si no que además le encantaría poder hacerlas, pero hace ya más de veinte años decidió que su prioridad sería su familia.

Siempre justificaba mi incoherencia, diciendo algo equivalente a "eran otros tiempos", pero unos días atrás me di cuenta que odio cuando la gente usa esa frase para justificar sus críticas hacia la cantidad de hijos que han tenido mis padres. Por lo que me puse a pensar y llegue a la conclusión de que estaba completamente mal, por lo que pido una disculpa por todas aquellas personas a quienes se los dije.

Es cierto, que las mujeres pueden hacer más que eso, podemos ser astronautas, mecánicas, albañiles, taxistas, científicas, maestras, contadoras, abogadas, comerciantes, millonarias, presidentes, esposas, alpinistas y todo lo que nos propongamos. Pero eso no significa, que ser ama de casa y madre, sea una labor dócil y humillante, y mucho menos fácil. Es igual de valiosa y respetable que cualquier otra labor. Solo son diferencias de vocación.

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