miércoles, 11 de diciembre de 2013

Furcht

Toda mi vida, me han enseñado que debo de cumplir con mis deberes sin mirar atrás. Recuerdo bien a mi padre diciéndole a mi hermano mayor que se fuera a su concurso, después de unos minutos de haber encontrado a uno de mis hermanos muerto, diciéndole que se fuera a Francia, el mismo día que mi madrina dio su último respiro. Recuerdo mil veces las palabras de "sigue adelante sin voltear hacia atrás". Pero soy quien soy, por aferrarme a mi familia, por ponerla por sobre todas las cosas.

Quisiera renunciar a todo y correr con mi familia y jamás volverlos a dejar. Se que saldrán adelante, se que no soy indispensable, pero tal vez es el único lugar donde siento que puedo ayudar de verdad, es donde sacan lo mejor de mi, donde crecí y donde me malcrié.

Durante los primeros años de mi carrera, tenía pesadillas, donde me avisaban que alguien más se había ido, y nuevamente yo no estaba ahí, se que es egoísta, se que se irán de la misma manera, esté o no. Pero nada me ha dolido tanto como no estar el día que mi hermano falleció, no habido llamada tan impactante como esa, ni siquiera era capaz de asimilarlo, no estuve para detener a mis padres en el aire, para consolar a mis hermanos, para abrazarlos. Todos hablan de la noche anterior, como el mejor recuerdo de sus vidas, mientras yo estaba en el lugar equivocado, reproduzco sus palabras como una película en mi cabeza, intentando encontrarme escondida entre las risas y los juegos, ojalá un día pudiera reconocerme sentada en la cama junto con todos los demás, como desearía haber estado esa noche, como tengo miedo de que me vuelva a pasar.

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