La vida corre como agua en el desierto,
la vemos pasar mientras nos vamos con ella y ni siquiera nos damos cuenta.
Somos lagos que se secan,
de donde bebe este mundo para emborracharse.
Nos ofrecemos al primer postor,
olvidado el significado del respeto,
y dificilmente recordamos que la palabra dignidad aún existe.
Así, es como nuestra vida se nos va,
sin un camino
y mucho menos con un sentido.
Pero hoy al abrír los ojos,
después de un largo tiempo
sentí que volví a respirar.
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